Gorgona Escucho el sonido amortiguado del arrastre de sus pies sobre el granito. Mamá va y viene de un lado a otro de la casa. Miro el reloj. Son las cuatro de la mañana y no tengo ganas de levantarme. Agradezco la mínima frontera que me regala la puerta del cuarto. Estar acá otra vez,Sigue leyendo «Maumy González»
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Paz Busquet
CRUDAS. Selección de poemas ¿CÓMO MUERE UN AGUILUCHO? El aguilucho impactaen el parabrisas y astilla el vidrio.El centro redondo del golpeocurre al costado de otro círculo más grande.Se abren rajaduras como rayos.Se dibuja esa historia en pedazosdiminutos de cristal.¿Cómo muere un aguilucho?¿Se apaga de a pocohasta el final rígido del cuerpoque ya no se mueve?¿SeSigue leyendo «Paz Busquet»
Javier Roldán
Soy profesor de lengua y literatura soy profesor de lenguay literaturaen colegios del conurbano no tengo automóvily por eso mi vida se desplazade colectivo a tren de tren a colectivode espera en espera y hay días más diáfanos que otrosen que una clara lucidezme permite ver por ejemploen la parada del colectivoa ese neneque aupadoSigue leyendo «Javier Roldán»
Bárbara Alí
Poemas Habría que empezara contar todo de nuevo:justo cuando queréshablar de una habitaciónen forma de pecerade tu boca haciendo fuerzapara abrirse, la mandíbulatrabada, los dientes apretadosel gesto de defensacondensado en los ojosaparecen las antenasde los edificios más altoscruzando el cielocomo un arañazo negro Es que siempre el cielofue un lugar de huídacuando la tierraempezaba aSigue leyendo «Bárbara Alí»
San Delmal
Dos poemas Héroes Fueron las calles, era el asfalto el que nos llamaba y aunque el frío diezmaba, pasamos el punto de no retorno corriendo. Eran las 4 de la madrugada, pero ¿qué importaba eso en el grito que le ladramos a la luna como si fuese la última noche de nuestras vidas? Éramos héroesSigue leyendo «San Delmal»
Pablo Di Marco
Una oficina de correos, medio siglo atrás Acompáñeme, querido lector, quiero mostrarle algo. Por acá, sí. Corra el velo que tiene delante, así, muy bien. Pase, aquí lo tiene. ¿Quiere saber de qué trata todo esto? Sea paciente, permítame contarle. Como usted notará, estamos en una oficina de correos atiborrada de gente, como toda oficinaSigue leyendo «Pablo Di Marco»
Martín Sancia Kawamichi
Shunga. Capítulo I La muerte de Oriko La habitación parecía iluminada por una hoja seca.Era septiembre.—Adiós —dijo Kotaro, y su voz le sonó a insectos atrapados, frotándose entre sí. Quiso repetir la frase pero se detuvo. Bajó el párpado derecho de Oriko, que cedió con facilidad, y dejó el izquierdo abierto, como si aún laSigue leyendo «Martín Sancia Kawamichi»
Héctor Prahim
El pabellón de los animales domésticos Cuando la autodestrucción entra en el corazón,al principio parece apenas un grano de arena.John Cheever, Diarios. Sé que vamos a pelear, Daniela, por más que anoche lo hayamos hecho como hace mucho no lo hacemos, con el impulso antropofágico intacto y el último ardor de posguerra listo, en eseSigue leyendo «Héctor Prahim»
Julieta Dal Verme
Geometrías incompletas PULSIÓN horizontal y sola,me despiertohay un cuadrado de luzen la ventanay un libro de poemassobre mis piernas;tengo la certezade que ninguna palabraque se haya dicho, o escritopudo, jamásconjurar a la muerte o0o ACERCA DEL AMOR te escribí un poemano se tratabade voso de nosotroserasobre las hojasen blancode un cuaderno o0o A TIENTAS LasSigue leyendo «Julieta Dal Verme»
Domingo de Ramos, por Alba Paloma Carrillo
Para escribir: corazón y cerebro El poeta peruano Domingo de Ramos piensa que la poesía, como arte, desnuda el sentir por el uso directo y sin filtro de la palabra y que podría ser capaz de curar heridas profundas al exteriorizar la tristeza. Habla con firmeza respecto a que la técnica no hace al escritor.Sigue leyendo «Domingo de Ramos, por Alba Paloma Carrillo»
Gabriel García Márquez
El ahogado más hermoso del mundo Los primeros niños que vieron el promontorio oscuro y sigiloso que se acercaba por el mar, se hicieron la ilusión de que era un barco enemigo. Después vieron que no llevaba banderas ni arboladura, y pensaron que fuera una ballena. Pero cuando quedó varado en la playa le quitaron losSigue leyendo «Gabriel García Márquez»
Clarice Lispector
Amor imperecedero Todavía me siento un poco perdida en mi nueva función con eso que no puede llamarse propiamente crónica. Y, además de ser neófita en el asunto, también lo soy en materia de escribir para ganar dinero. Ya trabajé en prensa como profesional, sin firmar. Al firmar, sin embargo, me vuelvo automáticamente más personal.Sigue leyendo «Clarice Lispector»
Yasunari Kawabata
El crisantemo en la roca Con el fin de averiguar cuál era la naturaleza de aquella roca consulté algunos libros como el Manual en color de rocas y piedras del Japón, de Wada Yaezo y Awazu Hidekoji, pero no encontré nada. En materia de piedras soy un ignorante. Aunque extendiese la guía delante de laSigue leyendo «Yasunari Kawabata»
H. A. Murena
El gato ¿Cuánto tiempo llevaba encerrado? La mañana de mayo velada por la neblina en que había ocurrido aquello le resultaba tan irreal como el día de su nacimiento, ese hecho acaso más cierto que ninguno, pero que sólo atinamos a recordar como una increíble idea. Cuando descubrió, de improviso, el dominio secreto e impresionanteSigue leyendo «H. A. Murena»
Juan Villoro
Los culpables Las tijeras sobre la mesa. Tenían un tamaño desmedido. Mi padre las había usado para rebanar pollos. Desde que él murió, Jorge las lleva a todas partes. Tal vez sea normal que un psicópata duerma con su pistola bajo la almohada. Mi hermano no es un psicópata. Tampoco es normal. Lo encontré enSigue leyendo «Juan Villoro»
Ray Bradbury
El flautista -¡Ahí está!, ¡Señor! ¡Míralo! ¡Ahí está! -cloqueó el viejo, señalando con un calloso dedo-. ¡El viejo flautista! ¡Completamente loco! ¡Todos los años igual! El muchacho marciano que estaba a los pies del viejo agitó sus rojizos pies en el suelo y clavó sus grandes ojos verdes en la colina funeraria donde permanecía inmóvilSigue leyendo «Ray Bradbury»
A. Monterroso, por Frank Arbelo
El dinosaurio. Seis versiones ilustradas “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.” —A. Monterroso [1959]Seis versiones ilustradas por Frank Arbelo, Colombia. Revista Muu+ Enero 2017
Woody Allen
Dos cuentos El secuestro extravagante Medio muerto de inanición, Kermit Kroll entró tambaleándose en el salón de la casa de sus padres, quienes le esperaban ansiosos en compañía del inspector Ford. -Gracias por pagar el rescate, familia -exclamó Kermit-. Nunca creí salir vivo de allí. -Cuénteme lo que pasó -dijo el inspector Ford. -Iba haciaSigue leyendo «Woody Allen»
Suite, por Ismael Rimoldi
Cuáles son las voces que puede utilizar un cronista en su andar por el planeta. Cuál el orden de su descripción. El presente eterno del recorrido que camina, de la conversación que mantiene, del erotismo que nos presenta, no se altera, salvo para contextualizar con algo del pasado del lugar o del personaje. Como unaSigue leyendo «Suite, por Ismael Rimoldi»
Gabriel Payares
Los payasos Este cuerpo no volverá a empezarCesare Pavese Los payasos llegaron un sábado, cuando habíamos salido de la ducha y recién comenzaba el horario de visita. Era un fin de semana fresco, de enero o de febrero a lo mejor, es difícil saberlo en este lugar. Los días empiezan aquí de la misma idénticaSigue leyendo «Gabriel Payares»