Sobre «Taxidermia» de Bisama

Por Adriana Morán Sarmiento

«Las historias, todas las historias, son un vómito de luz».

El personaje se construye de a poco, así como la novela se va leyendo en pequeñas dosis, porque lo que Bisama hace es ir soltando pequeñas historias dentro de la historia. Dosificar la tragedia. Como una garúa, así se va leyendo «Taxidermia».

Álvaro Bisama -que ya no sorprende con este tipo de narración, pero que sigue cautivando- cuenta el momento en que un cineasta trastornado recopila sus recuerdos sobre un dibujante y sus intentos de perpetuarle en filme. En la historia aparecen páginas llenas de cómics, sus propias historias familiares, fugaces menciones a la dictadura, amores fallidos, y la manera cómo se conocen y se alejan sus personajes.

«En el baúl había cuatro historias cortas sobre la casa. Todas habían sido dibujadas en el cuarto quemado, en las tierras del insomnio».

La vida del cineasta se confunde por momentos con la del dibujante. Quién quemó la casa. Quién sobrevivió a la angustia de vivir. Qué historias maravillosas e inconclusas esconde el baúl de los cómics.

Flashback, videos entrecortados, personajes que traen noticias de otras tierras, el recuerdo y la nostalgia familiar, la muerte. Así se construye «Taxidermia», minuciosamente, minimalista. Cada página se lee como un capítulo, o no, porque, si hay algo que le gusta a Bisama, «es la anunciación del acabose».

Revista Muu+
Agosto 2018

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