Cómo Gargantúa comió seis peregrinos en una ensalada
Esta historia relata qué sucedió con los seis peregrinos que fueron de Sebastián a Nantes y que, temerosos del enemigo, se escondieron en un jardín entre repollos y lechugas.
Gargantúa pidió si no podían traer lechuga para prepararle una ensalada. Escuchando que esa lechuga era la mejor del país como los ciruelos y los nogales, decidió él mismo buscarlas junto con los seis pelegrinos que, asustados, no se atrevían ni a hablar ni a toser.
Mientras los lavaban en una fuente los peregrinos susurraban:
– ¿Qué hacemos?”, ¿Nos ahogamos en esta lechuga?
– Si hablamos nos matarán por espías.
Mientras deliberaban, Gargantúa los colocó en una fuente enorme con la lechuga. Le colocó aceite, sal y vinagre y comió para refrescarse un poco antes de la cena. Cuando ya se había comido cinco peregrinos, el sexto, todavía en la fuente permanecía escondido bajo una gran cantidad de lechuga.
Grangousier advirtió la presencia de algo extraño en la fuente,
-Creo que es una concha de caracol, no la comas.
-¿Por qué no?- dijo Gargantúa- Están buenas este mes.
Apenas dijo esto, Gargantúa tomo una porción de la fuente junto con el peregrino. Luego, bebió una gran cantidad de vino blanco. Mientras tanto, los peregrinos hacían lo imposible para salvarse aferrándose a los dientes del gigante como si estuvieran en una prisión. (…) lograron esconderse cerca de las encías pero uno de ellos, sin querer, se chocó contra el paladar y luego contra la mandíbula lo que provocó a Gargantúa un gran dolor y por lo cual decidió remover a los pelegrinos: así tomó uno de las piernas, a otro de los bolsillos, de la bufanda, de los pantalones (…) Los pelegrinos corrieron y se alejaron rápidamente. El dolor cesó justo para el momento en que Eudemon llamó para la cena.
Capítulo 1. XXXVIII
Gargantúa y Pantagruel

Revista Muu+
Abril 2011