Con ojos de TuSam
Ayer estuve muerto durante dos horas. Al menos eso creía cuando me levanté de mi tumba rodeado de pelotas blancas y comencé a caminar como Jesús. Pude ver la tierra hecha un globo mientras ajustaba mi túnica. Más que un dios parecía un prestidigitador. Con ojos de TuSam la vida puede ser apenas una anécdota o, tal vez, una espesa nube que nos arremolina. Levanté mi vista hacia el horizonte y esperé de verdad que los sanguches de miga vinieran hacia mí. Ella también pensó lo mismo y me miró con ojos de TuSam. ¡Quiero sentir, quiero gozar!, gritaba ella como poseída. ¡Quiero vivir como una ninfa! Cantar, bailar, correr, vivir en la naturaleza. Es posible pero……puede fallar. De repente aparecieron visiones turbias de tiempos helénicos. Dioses de primera o de segunda. Semidioses caídos en desgracia. Zeus, Hera, Deméter, Hades, Hestia y Poseidón era la mejor delantera del Olimpo. Sin embargo, no me sentía amparado por estos seres decadentes. Y ella iba por más. Caminaba por el agua sin mojarse los pies. Nuestro ecosistema la volvía inmortal y se alejaba de mí. Entonces quedamos desnudos, sumergidos, ella en su deseo y yo en telgopores mutantes. El tiempo desaparecía vertiginosamente bajo mis pies. La vida es hipnóticamente bella, pensamos. Nos quedamos quietos, observados por TuSam, que está vivo y camina como Jesús.
Revista Muu+
Diciembre 2011