Gabriela Luzzi

Poemas

*
Cuando me dijeron que tenía que
quedarme
supe que me iría
lo antes posible
y me porté bien.
Había jurado que
nunca más
pasaría por un dolor así
pero vi la cara
de mi hija
y lo olvidé.
Desde que soy madre
trabajo ocho horas
por día
y por momentos actúo
como si no me importara
perder mi trabajo;
llego a casa,
preparo
la cena,
todo pide
cierto reparo
y no sé
cómo interpretarme.

*
Tengo un trabajo
donde siento que todo el tiempo
pierdo.

Un dilema:
dar todo lo que tengo
o dar
estratégicamente menos

pero en quién
terminaría
de transformarme

una vez
sentí lo débil
que podía ser
para cualquier tarea

y cuanto más débil
mi trabajo
más me quiso.

A los 20, tenía
a mi hija, y un
padre para ella.
Ahora no es
el caso.

Estás bajo una lupa,
me dicen. Escucho la voz
de un hombre
que trabaja
para representarnos.

¿Voy a intentar
sacar a relucir
algo de simpatía con él?

Muchos días
llegué tarde
porque me quedé
a desayunar
con mi hijo

este año conseguí
que a pesar de eso
no me echaran
y recién después pude decirlo.

Hicimos un asado
y cuando lo conté
mi amigo le preguntó
a mi hijo qué opinaba
como un gesto de cortesía
en la charla.

Él dejó
por un momento
el tenedor sobre el plato
era una noche en la que se esperaba lluvia
pero estábamos afuera
disfrutando del aire

creo que ella actúa
para no generar más miedo
dijo

después hablamos
de las cosas
en las que nos equivocamos
sacándoles valor.
Somos
parecidos.

Mi novio
se veía
encantado. Yo tenía
puesta su campera
con capucha.

En un momento
tuvimos que entrar
la mesa
corrimos
con los platos
las botellas
para llevarlas adentro.

Le pedí
a mi otro amigo
un cigarrillo
y al despedirnos
en la vereda
un desconocido
nos dio
fuego.

*
Si soy decadente
y no tengo remedio
al menos quisiera servir
de consuelo

*
Hace años
dejé de hacer
planes.

Cuando
abriste los
ojos me
contaste
que habías
tenido un sueño.
Estabas
yendo a
la psicóloga
con tu
hijo y
esperaron
en el
patio
mirando
las estrellas.

No le escribo
a mi hija porque
va a llegar
a casa más
tarde.

¿Por qué mi
entusiasmo
de madre
resulta tan
chocante
para mis
hijxs?

Mi segundo
plan es
mantener
la calma.

Fui a
comprar
algo.
El sol me
dio sobre todo
en los pies y los
hombros.
Con una
bolsa en la
mano
crucé la
avenida
¿Habré
sabido
escuchar
a mis hijxs?

Ese fin
de semana
no me
buscaron
pero sabían
que yo estaba.
Le pedí a cada
lugar
a cada piedra
a cada evento
astrológico
que no se olvidaran
de cuidarlxs, y
con
las
manos sin
ningún
plan seguí moviendo
pequeños
objetos.

Gabriela Luzzi. Nació en Rawson, Chubut, en 1974. Publicó El resto de los seres vivos, Editorial Conejos (2016), Warnes, Eloísa Cartonera (2016), Un alhajero sin terminar, Santos Locos (2016), Liebre, Ediciones Vox (2015), La enfermedad, incluida en la colección “Leer es Futuro” del Ministerio de Cultura de la Nación (2015) y Garfunkel, Eloísa Cartonera (2014). Participó, entre otras antologías y publicaciones, de: Veni Vidi Vici, proyecto Madonna, edición a cargo de Germán Weissi y Alejandro Parrilla y 53/70. Poesía argentina del siglo XXI, Editorial Municipal de Rosario. Colaboró en el Seminario de Poesía Latinoamericana de la Universidad Nacional de Avellaneda. Lleva adelante el sello Paisanita Editora.

Revista Muu+
Junio 2019

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