“Tantas palabras escritas desde el principio, tantos rasgos, tantas señales, tantas pinturas, tanta necesidad de explicar y entender, y al mismo tiempo tanta dificultad porque aún no acabamos de explicar y aún no conseguimos entender”.
José Saramago
Manual de Pintura y Caligrafía

Hace milenios, cuando sólo las voces registraban los hechos grandes y pequeños de la vida cotidiana, las mujeres envolvían en una tela a sus hijos recién nacidos. Cómo no ver en éste gesto la creación de un espacio intermedio entre el vientre materno y el mundo exterior… Los textiles, creemos, nacieron en gestos como esos, en el ámbito de lo afectivo y como parte de una mirada de mujer: para cubrir, dar calor, mantener vivo. Con el tiempo el tejido será el medio para decirnos, con el color y los diseños, que el mundo puede leerse a través de signos, como si fuera un texto. En las grandes culturas americanas esos signos constituyeron una especie de lengua franca, y el tejido, un arte mayor con numerosas funciones, entre ellas la de decir lo que las palabras no alcanzaban a expresar.”

En el sueño me llamaba Fude.
Descansaba en un delicado estuche de caoba.
Mi pelo era claro, suave y estaba peinado
con sumo esmero y dedicación.
Había sido cepillado hasta el cansancio
por manos expertas intentando alinear cada hebra.
Mi piel era tersa y pulida con olor a sauce
y mi cuerpo esbelto con el peso justo
para ser abrazado por una mano diestra.
En el sueño danzaba sobre la superficie del agua.
Algunas veces me sumergía levemente
hasta impregnarme de su humedad.
Por momentos me sentía lenta, precisa y minuciosa,
en otros mi andar era veloz, impulsivo, casi gestual.
Detrás de mi dejaba unas marcas,
una impronta primero húmeda y brillante que
al secarse se fijaba sobre la superficie como un signo.
Esos trazos iban conformando un texto escrito.
Al despertar comprendí que me había soñado pincel.
Fude quiere decir pincel en japonés.

“Ve y mira nuevamente a las rosas, comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás para decirme adiós y te regalaré un secreto: es muy simple, no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”.
Antoine de Saint Exúpery. El principito

En el texto que forman las flores se lee: Gustavo y Marina, Mora, Cata y Peky, Love.
Revista Muu+ Mayo 2012