Graciela Taquini / Andrea Fasani

Agitadoras de percepciones

Buenos Aires, 2 de noviembre.
Hace calor.
Faltan 5 para las 21 hs.

En minutos comenzarán las Jornadas “Cuerpos Argentinos”, una propuesta de Liliana Lukin desde el Área Transdepartamental de Crítica de las Artes del IUNA. Ellas están echando broma y riéndose en “Como te extraño Clara”, el bar ubicado frente a la sede de Psicología de la UBA, en Irigoyen al 3200. Juntas llevarán a cabo una reflexión sobre las maneras de representación del cuerpo en los lenguajes de la palabra y la imagen.

“Encontrados y desaparecidos”, de Graciela Taquini con Andrea Fasani es un avistaje con vuelo rasante de algunos trabajos que han realizado juntas, como el video “Granada”, una puesta en marcha de un encuentro cuyo origen fue en 1979, fecha en la que eran profesora y alumna y sellaron su amistad. Ese vínculo, donde ambas se reconocen como agitadoras de percepciones, permanece hasta hoy. Muchas cosas en común pero muy distintas. Se declaran admiración mutua.

Las artistas despliegan sus alas para contar acerca de sus trabajos y de sus colaboraciones. Grata, así conocida y nombrada por sus allegados, presenta a su compañera de juego: Andrea Fasani, quien lleva adelante una performance. Más allá de su cuerpo protagonista, presenta sus adminículos “bloqueadores” para mostrarnos de qué manera a veces podemos usar este tipo de administradores de silencio, de no avasallamiento, de descanso impensado ante el dolor, de protectores contra la sensibilidad. Ella los introduce en su boca, en su nariz, hay ebullición de sonidos guturales, burbujas implacables que nos habilitan a la posibilidad de insensibilizarnos, ella nos provoca hacia el escape, queremos correr, evitar sufrir en silencio, deseamos aliviarnos a los gritos. Y nosotros expectantes todos en silencio.

22: 30 suena el timbre. La Facultad está por cerrar pero nadie quiere irse, todos queremos acercarnos a ver esos bloqueadores, objetos en cerámica que nos asustan, fascinan, atraen y repulsan. Estas mujeres nos han dado un buen revolcón, como era de esperarse.