Juan Carlos Linares: la cruda escena del Butô

Entrevista por Hilda Cepeda

Cuando observas a Juan Carlos Linares en la sala de ensayos, ves a un maestro. Todos sus movimientos, sin duda, están tocados por la danza. Pero al verlo dirigir, al presenciar la transformación de sus bailarines y aún más cuando vez la puesta en escena, te das cuenta de que su mundo no es el que se percibe a simple vista, su inmensa galaxia está dentro de él. Este coreógrafo venezolano es un referente de la danza, el propulsor de muchos proyectos y montajes; el creador y fundador de la Compañía de Danza Butoh Thot, pero más que cualquier título, es un maestro de la danza butoh o butō.

Como el mismo Linares lo afirma, la danza, al igual que todo, se construye sobre la nada, “bien sea creando desde cero o sobre algo existente en su reconstrucción. En el arte no hay una excepción”. Por eso, para la danza butoh, que tuvo sus inicios en la década de los 50 en el Japón de la posguerra, “la devastación del mundo interno o externo puede ser el impulso, motor generador de la creación, aunque tratando de trascender, de convertirse en algo sublime o alentador”.

¿Maestro qué o quién lo colocó en la escena del Ankoku Butō?

Mi primer acercamiento al butoh fue a través del teatro, cuando vinieron por primera vez a Venezuela al Festival Internacional de Teatro por el año 1983 o 1984, Kazuo Ohno y Sankai Juku, Ellos fueron los primeros en traer al butoh , luego les siguieron en otra ediciones del festival Ko Murobushi y Carlota Ikeda. Cuando vi a Ohno y Sankai Juku supe de inmediato que allí estaba mi destino para seguir bailando, de no haber seguido ese camino quizás hubiese dejado de bailar y crear. 

Entendiendo que esta danza tiene raíces del teatro japonés y de la danza alemana (Mary Wigman) ¿Qué lo define cómo técnica escénica?

En realidad el butoh también surgió para ir en contra del teatro japonés clásico como el teatro Noh y Kabuki, sin embargo puedes notar algunas referencias como el maquillaje blanco o la caminata de desplazamiento en escena y sí, como lo dices, también tuvo su influencia con el expresionismo alemán de Mary Wigman e inclusive me atrevería a decir de Pina Baush, con los acercamientos de Kazuo Ohno o quizás al revés, lo digo porque muchos representantes del butoh les gusta mucho Pina, en mi primer montaje dentro del butō con Poppo Shiriashi en la audición lo primero que me preguntó fue si me gustaba el trabajo de Pina Baush.

En cuanto a la pregunta de qué lo define como técnica escénica te diría que podrás encontrar diversas respuestas como creadores o intérpretes en butō puedas conseguir, al butō es difícil de darle alguna categorización radical y lapidaria, su espíritu es liberador, fuera de dogmas, por supuesto que tiene características que logras ver en escena como el maquillaje corporal, su movimiento lento o no, la gestualidad corporal en su totalidad, pero esos son factores que no necesariamente te lleven a decir si es butō o no.

Identidad, ansiedad, caos, crítica, que otras emociones inspiran la danza ¿Todo es desde lo caótico, lo confuso?

Hay que recordar que en sus orígenes todas esas emociones que mencionas fueron pilar para la creación, pero a la par también se buscó usar al cuerpo como laboratorio, los japoneses investigaban sobre el cuerpo que los definiera, una danza que resultara natural para ellos como sociedad en rebelión al arte del momento, fueron hacia Francia a relacionarse con los movimientos dadaístas, con Antonín Artaud y sus postulados, Gean Genet y en Japón con escritores y poetas como Yukio MIshima y también al mundo social marginado del Japón. En ese contexto, sí fue ese mundo de lo llamado oscuro y sórdido lo que dio impulso al butō, pero eso con los años fue cambiando en la medida que el mundo lo hizo. El butō fue saliendo del Japón y los occidentales nos fuimos acercando e interesando en todo lo que él nos ofrecía. Necesariamente hoy día no todo se gesta desde lo caótico, del dolor, puedes conseguir exponentes del butō que son pura estética al más alto nivel, estilizada, donde la belleza está a flor de piel, también hay escenas como Sankau Juku. Por supuesto, todo dependerá de cada persona, de cómo se asumen los procesos creativos, podrías empezar con la belleza de una flor y la misma dinámica te lleva a terminar con la desesperación y dolor de las flores en una gran tormenta.

 ¿Cómo se gesta el proceso creativo para una coreografía o performance, existen parámetros, algunos elementos infaltables?

En mi experiencia de formación dentro del butō, nunca tuve indicación alguna de parámetros, condiciones o maneras de crear o interpretar, es un arte muy personal e íntimo, con lo cual cada quien tiene que resolver desde su visión la manera de llevar su proceso, yo un día encontré mi manera y aun así sigo buscando.

 ¿Desde el trabajo corporal, cómo prepara su cuerpo para la danza, la cual se reconoce por el gesto, por el movimiento repetitivo, por la exageración de la emoción?

La preparación de un cuerpo butō para la danza es una de las cosas más difíciles que hay, más si es un cuerpo educado en danza. En el butō el trabajo físico se asume desde otra perspectiva a lo acostumbrado, empezando que no existe el cuerpo como lo conocemos, hay un desconocimiento, no somos solamente músculos, huesos, mente, debemos romper con muchos patrones, se habla mucho de transformarse, alquimia, metamorfosis… entonces cómo preparar a un cuerpo que deba ser moldeable, maleable, cambiante, dispuesto, receptivo, flexible. Me apoyo en el yoga, realizo trabajos corporales para mover energías, masajes, entrenamientos bien dinámicos, enérgicos, improvisaciones, ejercicios calisténicos, modos de preparar el físico para responder a cualquier necesidad desde estar muy activo, en tensión, crispado a los estados más calmados y relajados, pero de una manera auténtica. Todo para que la mente vaya en comunión a lo que el cuerpo va a realizar o viceversa, que el cuerpo le diga a la mente adonde quiere ser llevado.  

 Luego de preguntarle sobre su proceso como interprete, ahora me interesa saber sobre su posición como director, ¿qué visualiza como coreógrafo? ¿qué espera del bailarín que quiere en escena?

Quiero del bailarín ¡todo! Para mí, dentro o fuera del butō, el bailarín debe darme mucho, quiero ver quién es, que su alma esté presente, no me importa si domina tal técnica, o la escuela donde se formó, lo que realmente debe darme es su sentir, que sus movimientos le sean propios, no impuestos, ni por mi o por un video. Ahora, que estoy dentro del butō busco lo mismo y aún más, el mismo butō te lo exige, debes estar allí al 100%, sino será muy miserable tu actuación, no lograrás mover ni tu fibra y menos la de la audiencia.

Lo que visualizo como creador, en realidad no me considero coreógrafo, me gusta más decir que creo y comunico cosas, no está muy alejado de lo dicho anteriormente, parto de algo externo o interno a mi mundo, si es externo, en el proceso veo como eso llega a reflejarse en mi interior y muchas de las veces me doy cuenta de que tiene que ver conmigo y si es muy íntimo veo porque surge y que quiero hacer con él, así le pido a mis bailarines. Imagino qué reacción puede sentir el público en el teatro, qué puedo hacer para confrontarlo, divertirlo, sensibilizarlo, que no se vaya sin tener el chance de experimentar disgusto, placer visual, plenitud, asco, todas las sensaciones que perciba mientras esté en el teatro, cosa que el mismo butō genera.

¿Usted piensa que la danza Butoh se desvirtuó un poco en los últimos años de este lado del mundo (Occidente)?

Yo no diría que se desvirtuó, siempre he pensado que una virtud que posee la danza butō es su capacidad de renovarse o reinventarse con cada creador y prefiero mantener esa visión antes que se codifique o anquilose en algún patrón, que venga alguien a decir “tú estás o no estás haciendo butō”. Para mí es universal, no tienes que ser japonés para tener esa experiencia. Durante mi formación con Maureen Fleming y Min Tanaka, nunca me dijeron como debían ser hechas las cosas de una manera tajante y dogmática.

Recientemente fue que tuve conocimiento que Tatsumi Hijikata estuvo en un proceso de realizar una especie de anotaciones butō, es decir, codificar movimientos según expresiones verbales que le hacía a sus discípulos, como Laban (Rudolf von Laban) en danza clásica y moderna, no lo logró por su fallecimiento a temprana edad. Me siento afortunado que así sea, me gusta que cada quien resuelva con su inteligencia y sensibilidad. Personalmente trato de no asumirlo tan estereotipado, pienso en lo genuino, vulnerable y sensible del bailarín antes que venga a darme muecas en su rostro o formas retorcidas que podemos ver en fotos o videos porque eso fue lo que vio y entendió que era el butō.  Todo cambia y evoluciona yo como latino y caribeño venezolano no puedo asumir el butō desde la bomba de Hiroshima porque no lo viví, ni siquiera he vivido una guerra, pero eso no me impide que, siendo quien soy como ser humano, no tenga mis guerras internas o mis explosiones de Nagasaki, eso no me aleja de los postulados del butō que son bien amplios y universales y todos los seres humanos los tenemos. Y hablo de postulados de romper hábitos, estructuras, patrones fijos, creencias.

Según su experiencia como creador y formador, que nos queda después de tiempos tan complejos como una pandemia, qué pasará con el arte. Así como el butoh floreció desde los escombros de una guerra, ¿qué nos toca construir ahora?

Pues no nos queda más que seguir viviendo, creando y aceptando lo que la vida nos pone por delante, ahora todos somos vulnerables, la pandemia nos unió y cambió, el arte debe ajustarse al momento, pero sin olvidar su propósito, el de enfrentar realidades, confrontarnos internamente para evolucionar, apostaría que para mejor, pero eso es un gran reto que como humanidad y especie nos toca resolver.

Juan Carlos Linares. Nació en Caracas. Es arquitecto, bailarín, profesor y coreógrafo. Profesor certificado de Yoga. En New York incursionó en la Danza Butō con los maestros: Maureen Fleming, Poppo Shiraishi, Joan Laage, Kayo Mikami, Natsu Nakajima y en el Festival de Butô de San Francisco con Setsuko Yamada, Akiko Motofiji, Hiroko Tamano y Saga Kobayashi. En Japón participó en el Body Weather Farm de Min Tanaka y en el taller de Butô de Koichi Tamano. Bailarín y coreógrafo en el I, II, V y VI Festival de Coreógrafos de Venezuela. Trabajó como bailarín con Poppo Shiraishi, Maureen Fleming, The Butoh Rokettes. Fue miembro de Lynn Shapiro Dance Company, Sham Mosher Dance Company en New York y durante el Art Camp Festival con Maijuku Butoh de Min Tanaka. Ha realizado talleres montajes para el Instituto Superior de Danza, Unearte, Fundación Nacional de Danza Contemporánea, Cátedra Permanente Jerzy Grotowski , espacio cuerpo- metáfora y para la Compañía Danza Común de Bogotá. Sus piezas de butoh han sido presentadas en Caracas, Mérida, San Cristóbal, Bogotá y New York. Es creador-fundador de THOT, y Premio Municipal de Danza 1997, mención vestuario.
@tho.tdanza / Facebook y Youtube: Thot Danza Butoh

Revista Muu+ Abril 2021

2 comentarios sobre “Juan Carlos Linares: la cruda escena del Butô

  1. Me encanto’. Cristalino en sus repuestas. Me parece maravilloso que se realicen entrevistas a creadores de este nivel de autenticidad, conocimiento y claridad. Agradecida.

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